Bonito y frío. Por ese orden. Estuve en Polonia en marzo. Hay gente con valor. Yo estoy entre ellos. Cero grados cuando hizo más calor. Estuve en Cracovia y en Auschwitz-Birkenau. Lugares distintos en talante pero igualmente fríos. El primero es una ciudad bella y funcional. Multicultural y joven. Divertida y con posibilidades culturales interesantes. Los coches de caballos allí son carrozas de cuentos de princesas y los caballos son grandes. Hay puestos de artesanía y comida bajo la constante nieve. Allí viven varios conocidos que me hicieron conocer. Edificios, templos y restaurantes. Comer en Cracovia es magnífico, ya que uno se resguarda del frío a la vez que prueba alguno de los muchos platos deliciosos. Además, hablamos de un lugar de la UE pero no de la zona euro. Esto es molesto, pero compensa. Cracovia es más barato que tu ciudad. Y si no lo es, dime donde vives y te visito a ti también.
Con Auschwitz-Birkenau seré breve. Es un lugar oscuro entre la nieve más blanca. Un recuerdo necesario y pertinente para que no se nos olvide la capacidad del ser humano de hacerse daño. Espero que siga manteniendo su vigencia moral y no se convierta en un lugar más de turisteo. Un lugar duro psicológica y climatológicamente hablando.
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